Bitácora de Wacken 2011 – La llegada

Preparativos:

Fueron meses de preparación, Ya estaba listo el boleto de avión con destino final a Hamburg (el cual haría escala en Panamá y Amsterdam) y obviamente, el esencial boleto del evento, me quedé pensando en qué cosas serán necesarias para sobrevivir al aire libre durante 4 o 5 días, en un clima pésimo según decían los medios.

Lo primero fue comprar todo lo básico en mi país, pues imaginé que por tiempo o dinero iba a ser más costoso comprarlo del otro lado del «charco». Y así se hizo, tienda «impermeable» (para los días «rain»), bloqueador solar (para los dias «shine»), bolsa de dormir (que de bolsa no tenía nada pero al menos no fue tan cara), y linterna fue lo  que pensé que necesitaría para acampar.  Utilitarias de limpieza como toalla, jabón, champú, desodorante y crema dental ya venían de cajón, y pues, para cuestiones de protección contra la lluvia, asumí que con el «rain poncho» que venía en la Full Metal Bag iba a ser suficiente.

Con todo lo anterior haría falta el dinero, me recomendaban llevar tarjetas, pero mi política personal de «no endeudamiento» no lo permitieron, por lo que decidí cambiar euros en efectivo y arriesgarme a acarrearlos por la peligrosa ciudad de Guatemala en bus hacia mi casa, esperando no toparme con ningún ladrón con olfato de perro para el dinero ajeno. Además de último, quizás iban a ser necesarias medicina básica; acetaminofen, antidiarréicos (muy importantes) y antiácidos.

Dejando todo listo en el trabajo, inician mis vacaciones y empieza la espera…

El Viaje

Guatemala, 1 de Agosto, Dia N – 3.

Los nervios acumulados durante los meses anteriores comenzarían a explotar,  previo al viaje iba a ser necesario ingerir algunas pastillas para el malestar estomacal y aguantar 20 horas de vuelo sin ir a cagar, por lo que fueron ingeridas en su tiempo debido y luego partir hacia el aeropuerto.

Era la primer vez que viajaba por los aires.  Muchos me preguntaban si estaba nervioso del avión, y siendo sincero era lo que menos me preocupaba, los nervios y emoción del evento eran más grandes.  Me despido de los familiares, espero unas horas a que vengan los demás compañeros de viaje, y zarpo el vuelo hacia Panamá.  Fueron menos de 2 horas de viaje y lo más incómodo de éste quizás fue el descenso (mis oídos colapsaron), y el calor infernal del aeropuerto de Panamá.

En tierra panameña se veían buenas carnes sudamericanas, además que ya se notaba la diversidad de culturas.  Otra espera de un par de horas, beber algo de agua, para luego mear y dirigirnos la respectiva revisada de equipaje.  El avión anterior era un microbús comparado con éste; en el que estaría casi 10 horas sentado.  Subo al avión, me acomodo y me preparo para cruzar los océanos.

Amsterdam, 2 de Agosto, 12 AM, Día N – 2

El vuelo de 10 horas había sido un éxito, la comida no estuvo tan mala al fin, y aunque con los oídos arruinados gracias al descenso de 10 km de altura, los movimientos intestinales no me traicionaron durante el viaje hacia «Las Europas», pero ya era momento de cagar; por lo que luego del respectivo sello en el pasaporte, entrar al baño, reportarme con vida y esperar un par de horas, toca tomar otro avión pequeño para ir a tierras germanas; Hamburg para ser exactos, cada vez más cerca de mi objetivo, la tierra prometida de Wacken.  El entorno se empezaría a teñir de Metal al darnos cuenta que compartíamos vuelo con la banda Pneuma de Costa Rica, quienes tocarían en el Wacken luego de ganar no se que concurso.  Compartimos con ellos un rato y luego tomamos el último vuelo.

Una hora de vuelo entre Ámsterdam y Hamburg y listo, aterrizamos y a buscar el bus previamente reservado, que nos llevará a la tierra del esqueleto vacuno.  El ambiente metalero ya se sentía mientras nos aproximábamos al transporte.  Gente que hablaba lenguas extrañas,  de apariencia mítica y a veces grotesca aparecían en los alrededores del Terminal Tango, Ésos mismos troles y orcos subirían con nosotros al bus, hacia un mismo destino y fin, el pueblo más metalero del mundo.

Otra hora mas de viaje, esta vez por tierra, un viaje divertido, a la expectativa junto con otros 80 metaleros en el bus del momento de llegada,  Ya se veían las gigantescas planicies verdes, adornadas con casas de techo de dos aguas,  una que otra torre eólica y algunas vacas, de esas manchadas de blanco y negro.   Sorprendente fue que, luego de vivir 22 años en tierras montañosas, no ver ni una sola mientras se atraviesa la carretera.   Nos asomamos a un pueblo bonito, casas marrones con techos de dos aguas,  dice «Welcome Metalheads«,  ya entrábamos al Valhalla sin haber librado una batalla.

En tierra santa:

Bajo del bus, el shock mental de estar realizando un sueño no se compara al dolor de culo y el olor a res que se siente.  Suelo repleto de piedrín, y a 25 metros del «furgón» de intercambio de tickets del Wacken.  Al voltearme podía apreciar a través de mis lentes la torre u obelisco del Wacken, que previamente solo en fotos, y en uno que otro sueño lo había visto.

Torres cerveza
Las torres cerveceras del WOA

Un par de fotos con los compañeros portando la bandera de mi País, luego el intercambio de ticket por pulsera, y es hora de armar la tienda.  Buscando lugar y luego de la renuencia de ciertos suizos que se creían dueños del pasto,  caminamos un poco más para encontrar nuestro lugarcito y estacionarnos para comenzar a armarlas.  Bastante fea nos quedaron las tiendas, ingenieros en vano, afortunadamente estaba haciendo buen tiempo y aún había sol a las 21 horas.  Al terminar las chozas grotescas encima del pasto peinado del sector A (por la avenida Iced Earth), hora de ir a beber y relajarnos luego del largo viaje.  Buscamos el wacken supermarket más cercano y compramos la cerveza Wacken brew, wah, no era lo mejor que había probado pero al menos quitaba la sed.   Luego de un par de cajas, discusiones etimológicas con algunos españoles y brindis con otros orcos europeos, regresamos ebrios al punto de las carpas, en el camino caí en una zanja, mojé mi ropa y toqué hojas de «Chichicaste» (como le llamamos en Guatemala) las cuales me irritaron las manos por un par de días, en fin, gajes del Metal, lo mejor estaba por venir en los proximos días.  Es hora de dormir.

 


Una respuesta a “Bitácora de Wacken 2011 – La llegada”

Deja un comentario